
El padre Michal Markiewicz ayuda a dirigir uno de los diálogos grupales, durante la sesión catequética del 8 de enero en la parroquia de San José en Waxahachie. FOTOS RC/MICHAEL GRESHAM
Por Pia Septien
Especial para Revista Católica Dallas
El Catecismo de la Iglesia Católica en el número 753 nos dice que en la Biblia encontramos muchas imágenes, mediante las cuales se nos habla de la Iglesia. En el Antiguo Testamento hay una idea fundamental, la del “Pueblo de Dios”. En el Nuevo Testamento esta imagen se ve enriquecida, ya que Cristo viene a ser “la cabeza” de ese pueblo, el cual es su cuerpo, del cual formamos parte todos nosotros. Y como parte de ese cuerpo es que “caminamos juntos”, hacia Dios.
Es por eso que en la Diócesis de Dallas estamos enfocados en un doble proceso sinodal: el sínodo convocado por el Papa Francisco, sobre la sinodalidad, como manera de ser Iglesia y el sínodo diocesano; basándose en que todos los bautizados caminamos juntos, prestando atención al Espíritu Santo.
Para que el proceso sinodal dé frutos, debe centrarse en la persona de Jesús, en las enseñanzas del Evangelio y hacerlo con una visión espiritual, ya que la clave de este es el discernimiento.
Pero, ¿qué significa discernir? El discernimiento es el proceso de hacer distinciones cuidadosas en nuestra mente sobre la verdad. Es la habilidad de pensar haciendo un juicio por medio del cual, percibimos y declaramos las diferencias que existe entre varias cosas: esto es bueno, esto no tanto, esto es muy malo. Esto es lo que Dios quiere, esto no le parecería, esto es bueno para la Iglesia, esto no tanto, etc. Podemos resumir diciendo que, en los sínodos, se busca discernir lo que Dios quiere ante los desafíos que enfrenta la Iglesia hoy en día.
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