
Nicole Mirafuentes, de segundo grado, enseña la foto de su tío que llevó para poner en el altar de su clase, con motivo del Día de los Muertos.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
CORSICANA—Papel picado, catrinas, flores artificiales, frutas y veladoras, acompañaron un sinnúmero de retratos y objetos pertenecientes a familiares fallecidos en los hogares de los alumnos y maestros de la escuela católica James E. Collins de Corsicana.
En total fueron nueve altares pequeños y uno grande ubicado en la cafetería escolar, como una sentida muestra de fervor e identidad cultural inaugurada el pasado 29 de octubre.
La Iglesia Católica celebra el 2 de noviembre a los fieles difuntos, con el mensaje de que como Iglesia militante, estamos en comunión con las almas del purgatorio y las que están en el cielo.
En México, la celebración se conoce como el Día de los Muertos e implica una mezcla de fe, cultura y tradición.
“Me gusta porque puedo recordar a mis seres queridos que ya se han ido”, dijo José Hernández, alumno de séptimo grado, mientras pintaba una catrina hecha con papel periódico y una botella de plástico.
“Mis padres y yo armamos una ofrenda cada año”, explicó Alexa Rodríguez de octavo grado. “Sé que artículos pertenecen a la ofrenda y hacerla me hace sentir orgullosa por recordar a quienes han muerto y también porque es un recuerdo de mi cultura”, agregó la joven de 14 años.
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