
Douglas Interiano creó en 2005 Proyecto Inmigrante con el propósito de brindar asistencia legal a familias migrantes con bajos recursos. Foto: Especial para RC/Ben Torres
La fe de Douglas Interiano es una roca que sostiene su pasión, por la defensa de los más vulnerables.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
De madre mexicana y padre salvadoreño, Douglas Interiano estaba destinado a encontrar su misión en la hermandad de los pueblos. Apenas entraba en la adolescencia cuando supo lo que era la experiencia migrante, pues sus padres se fueron a Estados Unidos y pasaron años luchando hasta que lograron la reunificación familiar. A partir de entonces su corazón se hizo sensible a los que sufrían la separación de familias y su sed de justicia se alimentó, junto al consejo de frailes franciscanos con quienes llegó a hablar incluso de una posible vocación sacerdotal. Interiano eligió el camino de las leyes y reconociendo en Cristo el rostro del migrante, se consagró hace 15 años a la defensa de ellos por medio de su trabajo con la organización Proyecto Inmigrante. Cinco años antes, Interiano había arrancado su misión sirviendo en Caridades Católicas. Revista Católica conversó sobre su misión e inspiración, a propósito de su reciente reconocimiento con el premio Años de Servicio otorgado por Catholic Legal Immigration Network, (CLINIC).
¿Cómo acompañó su fe el despertar de su misión?
Desde joven estuve involucrado en el Grupo de Jóvenes de mi parroquia, en ese entonces la Iglesia Inmaculado Corazón de María, en Fort Worth. Estuve en Jornada Juvenil por 11 años. Ahí veía y escuchaba historias de personas que estaban en procesos migratorios, de personas a las que les negaban sus documentos, historias de mis propios amigos, mis compañeros de grupo de la Iglesia. Los veía llorar, veía su tristeza, y me preguntaba: ¿por qué fui tan privilegiado al tener documentos legales y ellos no? Mi director espiritual, un franciscano que estaba en la parroquia de Nuestra Señora de Lourdes en Dallas, me aconsejó trabajar para Caridades Católicas de Fort Worth en el programa de inmigración. Ahí empezó mi carrera y empecé luego a combinar mis estudios con esa experiencia que duró cinco años.
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