
REVISTA CATÓLICA DALLAS
Todos los viernes antes de las 6 p.m., Sonia Leos recibe un mensaje de texto de su hija Guadalupe, recordándole que ese día la debe llevar a la cita más esperada por la joven de 17 años.
Contrario a lo que muchos jóvenes de su edad suelen hacer un viernes después de clases, para Guadalupe Monsivais, el plan es ir a la parroquia de San Bernardo de Claraval en Dallas, donde sus padres han sido feligreses por 20 años.
En la parroquia Monsivais se encuentra con sus amigos para pasar un rato agradable participando en juegos, dinámicas de grupo y pláticas de formación espiritual cotidiana.
“A veces me ocupo en el día y ella siempre me recuerda que no puede faltar al grupo de jóvenes”, explicó Leos.
VOLVER CON GUSTO
‘Lupita’ como cariñosamente le llaman a Guadalupe, no es la única que espera con alta expectativa la reunión de Voces del Verbo, como se conoce el grupo para adolescentes entre los 14 y los 18 años, que coordina el padre Luis María Prado.
“El ambiente que facilita el padre Prado siempre es energético y muy divertido”, contó Benjamín Gonzalez de 17 años. “Sea que use una voz entusiasta para hablarnos o conecte las escrituras con eventos de la vida cotidiana, siempre hay algo que me atrae junto a otros jóvenes para regresar cada viernes”.
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