
Desde que llevaba a su hija en el vientre, Laura Alvizo empezó a prepararla para el día de su Primera Comunión.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS—Hace casi una década atrás, cuando Laura Alvizo supo que iba a ser mamá por tercera vez, escuchó la advertencia de su médico de que la niña podría nacer con Síndrome de Down.
“Si acaso así fuese, no me importa porque yo la voy a querer”, recordó que se dijo a sí misma y lejos de ahogarse en angustia, decidió afianzarse en la fe y seguir los consejos de quienes como ella asisten a la parroquia de San Juan Diego en Dallas.
Alvizo, oriunda de Monterrey, México, encomendó su hija a la Virgen María y asumió su participación en cada Misa dominical con la certeza de que recibiendo la Eucaristía en su embarazo, también su bebé se estaba alimentando del Cuerpo de Cristo.
Inés nació saludable y vino a llenar de enseñanzas a todos en el hogar Alvizo, por eso que ella haya hecho la Primera Comunión el pasado 1 de mayo, fue un momento “lleno de agradecimiento con Dios”.
La Iglesia observó los protocolos de sanidad establecidos a raíz de la pandemia, como el uso de cubre bocas, limitación en el número de acompañantes y la distribución de la Eucaristía en la mano.
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