
Iglesia en Dallas abre sus brazos a los niños migrantes, llegados desde la frontera.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS— El padre Elmer Herrera-Guzmán no podía dejar de pensar en la pregunta que le hicieron después de terminar la celebración de la Misa el domingo 21 de marzo.
¿Se va a quedar la Virgen María con nosotros? un grupo de adolescentes centroamericanos le preguntó en el Centro de convenciones Kay Bailey Hutchinson.
Los jóvenes refugiados—parte de más de 2,000 adolescentes que están siendo procesados después de cruzar la frontera con México—fueron enviados a Dallas el 17 de marzo, mientras las autoridades federales trabajan para reunirlos con sus familiares o patrocinadores en los Estados Unidos.
Los jovencitos, entre los 15 y los 17 años, podrían estar en el centro hasta 90 días.
ENCONTRAR A CRISTO
La Diócesis de Dallas ha estado ayudando a través del trabajo de Caridades Católicas de Dallas, agencia encargada de verificar y vetar a los voluntarios hispanohablantes, para que puedan comunicarse con los jóvenes al interior del centro de convenciones.
El obispo Edward J. Burns y el obispo auxiliar Greg Kelly, así como el padre Herrera-Guzmán, han visitado a los jóvenes y celebrado la Misa para ellos.
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