
En lugar de privarse de algo en Cuaresma, escribe el padre Olvera, opte por agregar una práctica a su vida cotidiana. Hacer más ejercicio físico es siempre una óptima alternativa.
(CNS photo/Chaz Muth)
Por P. Ignacio Olvera
Especial para Revista Católica Dallas
Comenzamos la celebración de la Cuaresma con la antigua tradición litúrgica de colocar cenizas sobre nuestras cabezas como señal de arrepentimiento y conversión.
Las lecturas bíblicas de este tiempo contienen guías sobre aquello que Jesús nos invita a hacer para vivir a plenitud este tiempo de preparación y conversión espiritual que nos ayuda a llegar listos para la celebración de la Pascua.
En su invitación Jesús nos anima a dejar de lado la cara triste y también a no ‘publicitar’ a todo mundo, aquellos sacrificios que estamos haciendo.
El tiempo de Cuaresma es un tiempo para que reflexionemos sobre el sacrificio de amor que el hijo de Dios hizo por nosotros.
En el ánimo de ayudarlos a reflexionar, quiero compartirles tres prácticas cuaresmales que personalmente me han ayudado a vivir este tiempo con alegría y entusiasmo.
Como muchos de ustedes sabrán, tengo un ministerio para jóvenes llamado “Faith Fitness Ministry” en el cual promovemos la alimentación del alma y el cuerpo. La práctica que les sugiero es una en la que los miembros del ministerio nos involucramos y es en hacer las lecturas bíblicas del día.
Se trata de una práctica fundamental, ya que la oración nos ayuda a conocer la voluntad de Dios.
Con respecto a la práctica del sacrificio, mi consejo es que en vez de privarse de algo, elijan esta Cuaresma agregar algo a su rutina de vida.
Les sugiero por ejemplo iniciar o incrementar su actividad física; ser constantes en practicar un deporte, salir a caminar o hacer cualquier tipo de ejercicio físico.
Mantener el cuerpo y el alma equilibrados nos ayuda a estar en sintonía con la voluntad de Dios y las necesidades de los demás. La tercera práctica que los invito a incorporar esta Cuaresma es desapegarse de las redes sociales.
Los invito a utilizar el tiempo que dedicarían a las redes sociales, para aumentar su lectura espiritual y así estar más disponibles para ayudar a las personas que nos rodean.
En conclusión quiero invitarlos a todos a vivir este tiempo de Cuaresma enfocados en la oración, el cuidado personal y dando tiempo para pensar en las necesidades de los demás.
La Cuaresma no es un tiempo de tristeza, al contrario, es una oportunidad de preparación personal y espiritual para la gran celebración de la Pascua.
El padre Ignacio Olvera es el vicario parroquial de la Iglesia de San Patricio en Dallas.