
Alma Ibarra, left, serves as the nurse for St. Mary of Carmel Catholic School in West Dallas. (Michael Gresham/The Texas Catholic)
Una rutina exigente y una preparación actualizada, mantienen sana a la
comunidad de Santa María del Carmel.
Por Violeta Rocha
Especial para Revista Católica Dallas
DALLAS — El sol todavía no ha salido. Son las 5:30 a.m. Puede que todavía no haya tomado café, pero Alma Ibarra ya está en pie, revisando su teléfono para estar segura si tiene mensajes de los padres de los estudiantes en la escuela de Santa María del Carmel, donde lleva cinco años fungiendo como coordinadora de salud.
En menos de dos horas Ibarra que además tiene un hijo que cursa quinto grado en el plantel, empieza a tomar la temperatura de los estudiantes que van llegando para recibir instrucción presencial.
Mas tarde en el día se reunirá con la directora del plantel para avanzar en una apretada agenda que incluye actualizaciones, entregas de informes de salud al condado de Dallas y llamadas con padres de familia.
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