
Danzar para la Virgen Morena junto a su esposo en Danza Matlachines de Catedral, es para Betania Calles “una validación de que estamos haciendo lo correcto”.
El matrimonio de Pedro y Betania Muñiz es un tributo de amor y fiel devoción a la Virgen Morena
By Violeta Rocha
Special to The Texas Catholic
DALLAS — Betania Calles y Pedro Muñiz se enamoraron bailando para la Virgen de Guadalupe. La pareja, que tiene seis años de casada, se conoció hace 17 en los ensayos del grupo de matlachines que las Misioneras Catequistas de los Pobres ayudaron a fundar hace dos décadas en la Catedral Santua-rio de Guadalupe.
Los Matlachines de Catedral acompañaron cada noche de novena entre el 3 y el 11 de diciembre.
Cada noche bailaron antes de la Misa y al final dentro de la Catedral. El grupo también participó en la pregrabación del video que la Diócesis de Dallas transmitió por Youtube en la víspera del 12 de diciembre.

Pedro Muñiz y Betania Calles, posan vestidos con los trajes de la Danza Matlachines de Catedral, donde se conocieron hace más de 15 años.
“Danzar es algo muy grande para nosotros”, dijo Pedro Muñiz oriundo de Guanajuato, México, y uno de los Monarcas que marca los pasos de los otros danzantes en cada coreografía.
“Es decirle a Dios a través de la Virgen de Guadalupe: ‘Te alabo, te bendigo, y te danzaré’”, agregó.
Para su esposa que nació en El Salvador, servir como matrimonio con la bendición de la Virgen Morena, es “una validación de que estamos haciendo lo correcto y que estamos cerca de Dios, sirviéndole”.
RAÍCES DE FE
La danza de los matlachines es un elemento tradicional en la celebración a la Virgen de Guadalupe en México y tiene su origen en las costumbres de los pueblos prehispánicos.
“Es una oportunidad para mantener nuestra fe viva”, dijo Calles que regresó este diciembre con la danza, luego de una pausa de tres años que siguió al nacimiento de sus mellizos, Bruno y Fernanda.
Además de sus movidas coreografías que exigen largas horas de ensayo, los matlachines visten trajes hechos a mano y adornados con lentejuelas e hilos dorados. Los danzantes llevan vistosos penachos con plumas de colores en la cabeza.
En la Diócesis de Dallas existen mas de 50 danzas parroquiales que partici-pan cada diciembre en la celebración a la Virgen de Guadalupe y a lo largo del año visitan hogares hispanos para rezar el rosario.
Un diseñador especial hizo los dos trajes que usan los Matlachines de Cate-dral. El grupo alterna cada traje de acuerdo a la ocasión y cada miembro debe pagar el mantenimiento que require el traje.
Para costear ese gasto, los Matlachines de Catedral organizan colectas de fondos como un lavado de autos; sin embargo este año la pandemia no se los permitió.
El grupo también se vio obligado a cancelar su retiro anual y así como los otros ministerios de la Catedral, no pudo participar en las ventas dominicales de comida que suele ofrecer la cafetería porque la cocina tuvo que cerrar.
Lejos de desmotivarse, Muñiz dijo que los retos vinieron a realzar la misión de los danzantes.
“Matlachines significa Soldados de la Virgen”, explicó el mexicano que tam-bién toca el tambor con la danza y es dueño de un taller de hojalatería y pin-tura de autos.
“Debemos tener la mentalidad de un soldado y estar listos para nuestra fe”, agregó. “Puede que este año los ensayos hayan sido pocos pero durante mu-cho tiempo hemos tenido prácticas exhaustivas, así que en cuanto escucha-mos el tambor, estuvimos listos”.
Su esposa que trabaja en Dallas como ingeniera de paquetería industrial, sueña con el día en que sus mellizos dancen con el grupo.
“Es un orgullo que puedan seguir esos pasos de fe”, dijo Calles que siempre ha llevado a los niños a los ensayos. “Es una ilusión verlos tan pequeños e imaginar que ya más grandes pueden ser parte de la danza”, agregó.