
Verónica Yañez (Der) se siente agradecida de que la escuela El Buen Pastor, donde estudia su hija Sophia, tenga una secretaria bilingüe, pues su madre, que recoge diario a la niña de la escuela, no habla inglés.
Por Violeta Rocha
Especial Revista Católica
GARLAND — En un pequeño espacio, con muebles improvisados y abundantes archivos, Guadalupe Hernández continuó trabajando durante el receso escolar del verano, pues como viene siendo desde su llegada al plantel de El Buen Pastor en diciembre de 2015, este año se espera recibir una numerosa cifra de familias hispanohablantes.
La adición de un auditorio, un laboratorio de computación, un aula y una oficina para que Hernández adelante labores como secretaria bilingüe, son parte de los trabajos de remodelación que se adelantaron en el verano para acomodar al creciente estudiantado.
UNA BRECHA, MÁS ESTRECHA
El plantel que llega hasta el octavo grado, aproxima este otoño una matrícula de 250 alumnos, una cifra que rosa su máxima capacidad—275—, explicó la directora Gail Richardson-Bassett.
“Las escuelas católicas han aprendido a reducir las barreras de comunicación con programas que honran la fe, la cultura y el idioma materno de los estudiantes y sus familias”, dijo Richardson-Bassett.
Traer a Guadalupe Hernández, que nació en Michoacán, México y se crió en Dallas, fue parte de una visión que está fundamentada en querer servir a las familias hispanas y tener una representación fiel de la comunidad que integra El Buen Pastor.
Para Hernández que ha sido feligresa de la parroquia hermana durante 30 años, poder ofrecer sus talentos para servir a familias que comparten su misma raíz, es “muy gratificante”.
“Me siento muy aceptada, muy amada por todos, desde los padres hasta los alumnos, los maestros y la directora, todos son muy atentos”.
La escuela está localizada en el municipio de Garland—el quinto más grande del área del Metroplex— donde la población hispana sobrepasa el 50%.
En junio pasado cuando se cerró el ciclo 2016-2017, El Buen Pastor reportó una matrícula de 236 alumnos. En el mismo periodo en 2015 y antes de que la escuela contara con Guadalupe Hernández como secretaria bilingüe, el plantel tenía 193 alumnos.
COMUNICACIÓN ABIERTA
“Yo no hablo inglés”, dijo Lourdes Romero-Pérez, que hace un año se acercó a matricular a tres de sus hijos en la escuela, porque supo que había una persona que hablaba español en la oficina.
“Para mi ‘Lupita’ es un ángel que Dios puso ahí, porque me guió, siempre estuvo traduciendo y pendiente de lo que yo necesitaba”. “Ella me sigue ayudando en cualquier pregunta que tengo”.
Contar con Hernández también ha sido una gran ayuda para Verónica Yáñez, que aunque sabe inglés, necesita que alguien en la oficina se comunique con la abuela hispanohablante de sus dos hijas.
“Mi mamá no habla inglés”, explicó Yañez. “Cualquier cosa que necesita va con Lupita. Ella siempre es muy atenta”.
Aun los padres de ex alumnos, como Araceli Fernández, aseguran que contar con alguien como Hernández ha redundado en una mayor participación de la comunidad de padres de familia, como sucedió en junio cuando celebraron las graduaciones con una banda de mariachi contratada por los padres.
“La comunicación es mayor”, dijo Fernández. “Podemos expresar mejor nuestras inquietudes y me siento con más confianza para ayudar”.
La directora Richardson-Bassett, dijo que la historia reciente de la escuela El Buen Pastor, se puede leer bajo una óptica de “cambio vibrante”.
Richardson que tiene 10 años al frente del plantel, mencionó la incorporación de celebraciones culturales hispanas como la fiesta del 12 de diciembre en honor a la Virgen de Guadalupe o el rezo navideño de Las Posadas mexicanas, como una muestra de esa conexión con las familias que integran predominantemente la comunidad escolar.
“La escuela ha pasado por un cambio vibrante que nos hace sentir conectados como una solo familia en Dios”.
Violeta Rocha es colaboradora freelance de Revista Católica Dallas.